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En tan sólo dos semanas, se edificó seis unidades médicas en diversas entidades mexicanas. Esta hazaña fue posible gracias al uso de módulos prefabricados con una singularidad más: ser de concreto antibacterial de alta durabilidad.

Los sistemas prefabricados en la construcción se anotaron así otro tanto en medio de la emergencia sanitaria que ha impuesto la pandemia del Covid-19. Sin embargo su uso aún es incipiente en el país.

Construir los 4,300 m2 que suman las seis unidades habría tomado 120 días en lugar de 15. “Estamos hablando de hospitales móviles inteligentes con un diseño innovador y al mismo tiempo durables, hechos con elementos de concreto prefabricado que permite acelerar el proceso constructivo… Con esta solución, se consigue un costo por cama muy bajo y con equipamiento muy completo, en comparación con las instalaciones tradicionales”, detalló en un comunicado Alejandro Varés, vicepresidente de Infraestructura y Gobierno de CEMEX México.

Con toda la ventaja que esto implica, en México la construcción “en serie” aún tiene un largo camino que recorrer. La Asociación Nacional de Industriales del Presfuerzo y la Prefabricación (Anippac) apenas suma poco más de 30 socios y del total de la construcción en el país, los prefabricados no llegan ni al 10 %, mencionó Rafael Barona, líder de la empresa de prefabricados Humábitat, en entrevista con Obras.

El director de Humábitat admitió que el costo de los sistemas prefabricados puede ser 5% más alto que el tradicional pero aseguró que se compensa a través de una entrega mucho más rápida.

Barona explicó que la reducción en el tiempo de construcción y entrega que implica usar prefabricados significa ahorros en todos los sentido. Por ejemplo, un desarrollador puede terminar sus obras 45% más rápido, eso se traduce en una reducción de gestiones de obra y del tiempo de pago de intereses a instituciones de financiamiento y en la posibilidad de colocar más rápido sus unidades.

De acuerdo con un reporte global del mercado de prefabricados de concreto, realizado por la firma de consultoría de negocios Grand View Research (GVR), el valor de este mercado en 2019 fue de 89.3 billones de dólares. Tomando en cuenta la presión sobre la cadena de suministro por la pandemia del covid-19, se estimó que crecería a un ritmo de 6.3 % entre 2020 y 2027, sobre todo, con el objetivo de reducir el desperdicio de material y aumentar la eficiencia.

“A las personas se les olvida que el tiempo es dinero, pero también es vida en estos momentos”, expresó Barona, quien piensa que la noticia del hospital chino construido en 10 días al inicio de la pandemia fue más un tema político que tenía por objetivo vender una imagen de China al mundo. En México “técnicamente lo podemos hacer, lo que pasa es que aquí nadie está planeando proyectar esa imagen”.

Además de plantear módulos prefabricados como área hospitalaria, Humábitat también ha concebido los módulos prefabricados para resolver el tema de escasez de vivienda. “La idea nace hace tres años para generar una vivienda económica, desde 170,000 pesos, de una superficie de construcción de 36 m2 pero de 72 m2 habitables, contando la azotea”, además de la posibilidad de expandirse de acuerdo a los requerimientos y capacidad del propietario.

Barona explicó que este tipo de vivienda reduciría en un 65 % el tiempo que las personas tardan en pagar su crédito que suele ser de entre 20 y 30 años. “Para cuando ese tiempo transcurre, suele pasar que las necesidades de la familia son completamente distintas”.

Los módulos propuestos por Humábitat cuentan con una altura de 3 metros y los muros tienen capas térmicas que permiten reducir el uso del aire acondicionado, por ende, el consumo de energía que en las ciudades con climas extremos es tan socorrido.

Alberto Laris, socio director de GAYA, compartió que durante mucho tiempo se ha dicho que “no es normal” que en México no logremos prefabricar de manera masiva, sobre todo, cuando la modularidad no sólo implica reducir tiempos, sino construir cualquier espacio de manera más flexible.

“En este momento lo que va a venir es justo la flexibilidad de los espacios tanto de oficinas como de vivienda, la flexibilidad va a hacer importante y la modularidad va a tener mucho que ver”, expresó.

Se refirió en específico a las bondades del sistema en el sector de la vivienda: es más económica y flexible (la puedes poner, quitar, llevártela y volverla a poner).

Para Laris una de las explicaciones del porqué los sistemas prefabricados no se emplean a gran escala es “porque la mano de obra ha sido extremadamente barata” en México, donde seguimos haciendo cosas de buena calidad de forma artesanal y con elementos económicos.

Barona observó que en efecto los propios reglamentos de construcción benefician más a la obra con colados en sitio que con prefabricados, contrario a lo que sucede en otras naciones. Muchas veces el argumento es la generación de empleos pero “en el siglo XXI no debería ser catalogado como empleo tener a alguien cargando un bulto de cemento por una rampa de 45 grados, eso es de otra época. No es correcto pensar que la obra deba seguirse haciendo al lomo de la gente, es lo más cercano a la explotación”.

El director de Humábitat también destacó la seguridad y reducción de error en obra que significa el uso de prefabricados, dos temas que dan razón de ser a los reglamentos de construcción. “Tienes el control total de los pasos que vas a dar, tienes procesos de gestión de calidad, y al controlar todos lo procesos puedes tener la certeza de que todo ocurre bien. Aquí la capacidad de supervisar algo es superior en un 100 por ciento”.

El estudio global de GVR apunta que una rápida industrialización y urbanización en las economías emergentes enfocada en el desarrollo de una infraestructura de alta calidad, con énfasis en proyectos de edificación “verdes”, además de una reducción en el costo de materiales y una alta demanda de las industrias domésticas, impulsarán el mercado de los prefabricados en los siguientes años.

El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) , que entró en vigor el pasado 1 de julio, abre un abanico de oportunidades para la industria de la construcción, entre las cuales se encuentran la captación de nuevas inversiones, el uso de nuevos materiales, la automatización de procesos y la profesionalización de mano de obra, transformaciones que llegarán a mediano plazo.

Con este panorama Aribel Contreras, coordinadora de la licenciatura de Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana (UIA), dice que son luces porque es un acuerdo internacional que costó mucho trabajo negociar, y sombras porque entra en vigor en medio de una pandemia.

“Aunque es mejor tener al T-MEC que no tenerlo o que hubiera salido Estado Unidos de la negociación, su arranque podría haberse aplazado a 2021, dado que los tres socios comerciales tienen semáforos epidemiológicos diferentes, por ende, es complicado sincronizar los calendarios establecidos en el convenio”, opina.

Oportunidades para la construcción

Por su parte, Cristian Morgali, gerente de Latinoamérica para Procore, opina que existen beneficios centrales para México, como dar garantías en torno a las inversiones, mejores salarios y cuidado del capital humano, propiedad intelectual y soberanía de los recursos naturales.

“La industrialización del sector constructivo le da a México la oportunidad de ser un proveedor importante de suministros tanto para el mercado nacional como para sus socios comerciales”, considera.

Asimismo, la inversión inmobiliaria es muy importante y este acuerdo da garantías de largo plazo, lo cual resulta alentador para los inversionistas, confía.

Antes existían muchas empresas que manufacturaban aviones y cada una creaba su propio modelo, tal como ocurre hoy en la industria de la construcción: hay muchos actores y se demoran mucho tiempo en hacer un edificio. Poco a poco las tecnologías van impactando más y facilitan la comunicación con proveedores y aceleran la industralización de las obras.

“Una ventaja es que no existe un costo adicional por el uso de tecnologías, entonces brinda el mismo acceso a los grupos y las personas de un país que de otro. Gracias al acceso a cloud, desde empresas pequeñas hasta grandes corporativos pueden acceder a la digitalización. Esto permite la democratización de la tecnología, que antes no ocurría”, indica el especialista.

Otro punto importante es que TMEC pone en relieve el acceso a mejores sueldos y salud ocupacional, y eso provocará que las personas tengan una mejor vivienda y puedan activar la economía nacional, considera.

La forma de trabajar está cambiando, agrega Morgali, quien refiere que una encuesta de McKinsey, publicada en mayo pasado, muestra que antes de Covid-19 un tercio de los gerentes de operaciones de las grandes constructoras del mundo creía en transformación digital, ahora dos tercios consideró que la pandemia está acelerando la digitalización.

La construcción en América Latina aún es artesanal. Su transformación avanzará más con ayuda de tecnologías que faciliten la comunicación y los procesos como un ecosistema entre todos los interlocutores.

De los 34 capítulos que componen el T-MEC, 22 fueron reformulados y 12 son nuevos; estos últimos establecen contenidos en materia laboral, medioambiente, Pymes, competitividad, anticorrupción, buenas prácticas regulatorias, solución de controversias, política macroeconómica, entre otras.

“Durante la creación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no existían varias disciplinas, como el comercio digital. El tema de la propiedad intelectual no había evolucionado como lo ha hecho en las últimas dos décadas. En ese sentido, T-MEC es más ambicioso, se considera un acuerdo de ‘nueva generación’ porque abarca todos los lineamientos”, asegura Contreras.

Asimismo, agrega, resulta interesante analizar por qué Estados Unidos y Canadá pusieron sobre la mesa un capítulo anticorrupción, a la luz de que México ocupa el lugar 104 de 128 en el Índice de Percepción de la Corrupción, que realiza Transparencia Internacional.

En opinión de la catedrática de la UIA, se espera que los tres países vayan tejiendo todo lo necesario para un libre comercio bajo nuevos lineamientos llamados reglas de origen: contenido mínimo local o regional.

Por ello, los beneficios no se verán a corto plazo. Sin embargo, “es importante fortalecer el libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá y que vayan de la mano porque de manera individual son menos competitivos”, indica.

Más allá de la agenda política que mueve la entrada en vigor de este acuerdo internacional, las tres economías están en recesión y en el último año descendieron en el ranking mundial de competitividad de 2019, del Foro Económico Mundial.

Los avances tecnológicos en la producción de elementos prefabricados han expandido las posibilidades para una construcción más rápida, sostenible y de alta calidad, con diseños y aplicaciones que responden a los retos de la edificación contemporánea.

La técnica industrializada al alcance de la construcción es un binomio con el cual se obtienen mejores resultados. El uso de mano de obra especializada, herramientas automatizadas, así como la innovación en los materiales, logran incrementar la seguridad y la eficiencia estructural, expresa el arquitecto Rafael Barona, director de Humábitat, marca mexicana de fabricación de módulos de concreto arquitectónico.

Edificio prefabricado

La fabricación en un ambiente controlado vuelve más eficaces las líneas de producción en comparación con las realizadas en campo, al reducir riesgos como accidentes y contratiempos climatológicos. Además disminuye en un 90 por ciento el impacto urbano y ambiental, al eliminar casi por completo el desperdicio de materiales al construir o demoler.

Para Barona, quien ha sido reconocido nacional e internacionalmente por los proyectos realizados, entre los que se encuentra el Museo Internacional del Barroco, la prefabricación permite conjuntar el diseño arquitectónico con tecnología de punta en materia de construcción, creando espacios habitables de alta calidad y seguridad con sentido humano, pues los avances técnicos han logrado desarrollar materiales y estructuras antisísmicas, térmicas, acústicas y retardantes de fuego, con menor tiempo de entrega, lo que se traduce en costos más bajos.

Losa prefabricada

Actualmente, uno de sus usos más importantes es en la instalación de módulos para fortalecer la infraestructura hospitalaria ante una posible saturación por Covid-19, proporcionando espacios dignos para pacientes, equipos médicos y familias; además, tienen la ventaja de poder ser reubicados al terminar su uso.

Otra aplicación sustancial es en la vivienda social, ya que implica un costo menor cuidando la calidad, con un diseño arquitectónico que permite el aprovechamiento de los espacios. Asimismo, para la instalación inmediata de escuelas resulta ideal, principalmente en zonas periféricas o rurales, donde actualmente no hay infraestructura digna. Para la construcción de edificios y geometrías especiales los elementos prefabricados ofrecen flexibilidad y eficiencia técnica en retos constructivos.

A pesar de que en México sigue avanzando el sector de los prefabricados, lo cierto es que algunas empresas han desarrollado un gran potencial tecnológico y a base de innovación han logrado posicionarse a la vanguardia y que ofrecen soluciones específicas a la industria de la construcción.

“Contamos con la más nueva tecnología y técnicas acorde a nuestro tiempo, estableciendo acciones para el incremento de la satisfacción del cliente y mejora continua. Contamos con ese Laboratorio de concreto y premezclado que nos permite hacer el diseño que requiere la obra de nuestros clientes y al usar los mejores materiales y la más alta calidad, podemos competir a nivel global incluso”, comentó el Ing. Moisés Zecua Muñoz.

Este sistema constructivo en México hace una importante aportación en reducción en tiempo de entrega, mayor aprovechamiento de materiales y flexibilidad de las edificaciones son algunas de los valores agregados que serán parte del mundo de la construcción en el país.

Zecua Muñoz explicó que el uso de los pre fabricados ayudará a México, y ya es una solución en el mundo, para construir hospitales en menor tiempo y más ahora que la emergencia de la pandemia representa el desafío para poder contar con la infraestructura hospitalaria necesaria para enfrentar al Covid-19, principalmente en las entidades con menor capacidad física de hospitales para la atención de pacientes.

Una de las características de estos pre fabricados es que también se pueden desarrollar materiales especiales antibacteriales y de alta durabilidad.

“Podemos hacer frente a la necesidad que tiene el sector salud para poder desarrollar en un plazo de tiempo muy corto, alrededor de 30 a 40 días para poder construir un hospital para 30 camas, y con la gran ventaja de que se puede construir en cualquier ubicación y después se puede volver a mover a otro lugar, además de los ahorros que implica para todo el proceso de construcción. Nosotros en nuestra empresa hemos logrado una reducción de tiempos de hasta 45% y nuestras gestiones de obra también es más veloz”, añadió Moisés Zecua Muñoz.

Datos actualizados del INEGI refieren que el mercado de prefabricados de concreto en 2019 fue de más de 80 billones de dólares y se estimaba que para el 2020 crecería más del 6% con el objetivo de reducir el desperdicio de material y aumentar la eficiencia.

Estos avances tecnológicos ayudarán en todos los sectores de la construcción: vivienda, servicios, infraestructura carretera, urbana, hidráulica, eléctrica, etc.

También ayudan con la disminución del impacto ambiental pues al reducir los tiempos de la construcción aminora considerablemente el efecto negativo en el medio ambiente en aspectos fundamentales como son: ahorro de energía en la construcción, generación de desperdicios limitados, menores niveles de ruido, entre otros.