Durante el periodo enero-abril del año en curso, en actividades industriales el Bajío. La frontera norte presentó su mejor resultado en los últimos tres años y el sur-sureste fue la región con la disminución más pronunciada.
Según analistas, este comportamiento derivó de las políticas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, como el programa de zona libre que detonó a la franja fronteriza, la falta de proyectos a corto plazo en el sur-sureste y la ausencia del Bajío en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en los primeros cuatro meses del 2019, la actividad industrial del Bajío, que se integra por Guanajuato, Aguascalientes, Querétaro y San Luis Potosí, descendió 2.3% a tasa anual, la primera variación negativa desde igual periodo del 2009 (8.5%), año de la crisis económica y financiera.
Sin embargo, destaca que el territorio queretano fue la excepción, al presentar un crecimiento anual (3.2 por ciento).
La actividad industrial se compone por cuatro sectores: manufactura, construcción, minería y generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final.
Para Héctor Magaña Rodríguez, coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, la falta de proyectos federales afectó la industria del Bajío.
“La autoridad federal tiene que ver mucho con estos resultados para el Bajío y su pérdida de dinamismo. Por ejemplo, la política de austeridad en los primeros meses del año congeló la industria constructora en el país, no se bajaron recursos para obra pública. También en la actual política de desarrollo económico federal no se contempló el crecimiento de todas las regiones”, explicó.
En ese sentido, el especialista puso como ejemplo el caso de la zona libre, con incentivos fiscales para la frontera norte, que ha provocado que las inversiones se alejen del Bajío y de otras entidades.
“También tenemos el hecho de que a inicios del año se presentó una parálisis en las industrias manufactureras del Bajío, por el desabasto de gasolina no se podían transportar materiales. De igual forma, la toma de vías férreas afectó”, aseguró.
“El sector automotriz también se está debilitando a nivel mundial, ya sea por la apuesta a las nuevas tecnologías y a la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Que esta industria se esté debilitando está provocando que la región del Bajío pierda dinamismo”, dijo.
Humberto Banda Ortiz, académico de la Universidad Autónoma de Querétaro, coincidió en que el proyecto de desarrollo económico del gobierno federal está mermando a la región; “no se le otorgan incentivos fiscales ni hay proyectos de infraestructura”.
“Los resultados que se están presentando por parte de la región Bajío deben hacernos reflexionar y pedirle al gobierno federal un nuevo rumbo. Se debe hacerle saber a las autoridades federales que ellos también necesitan programas de incentivos fiscales o, en dado caso, reforzar los ya existentes. De igual forma, urge reactivar el sector de la construcción; si bien el Bajío cuenta con buenas vías de comunicación, necesitan ampliar su red”, sostuvo.
Otro punto que se debe resaltar, acotó Banda Ortiz, es que la autoridad federal debe otorgar un clima de certidumbre para las inversiones nacionales e internacionales.
“Actualmente, las inversiones se encuentran detenidas no solamente por la cancelación de proyectos federales o por un débil crecimiento económico, como el aeropuerto en Texcoco o las Zonas Económicas Especiales, también es por el hecho de que la relación con Estados Unidos no ha sido buena”, indicó.
Es importante mencionar que la conformación de la Alianza Centro-Bajío-Occidente (integrada por Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Querétaro y San Luis Potosí) es percibida como un componente positivo que podría detonar la economía regional mediante la creación de una plataforma de atracción de inversiones, en torno al complejo panorama económico que viven ciertas ramas productivas.
¿Beneficiados?
En los primeros cuatro meses del año, el sur-sureste fue la región que mostró la disminución más pronunciada del país en las actividades industriales, con una tasa anual de 3.9%, el peor nivel en cuatro años.
Jorge Antonio Acosta Cázares, catedrático de la Universidad Veracruzana, reiteró que la falta de proyectos federales a corto plazo ha causado este comportamiento.
Afirmó que en el PND el sur-sureste está considerado con dos grandes proyectos regionales: Tren Maya (que abarcará Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo) y Corredor Transístmico (considera Veracruz y Oaxaca); además de la refinería de Dos Bocas.
“Sin embargo, la autoridad federal, así como los gobiernos locales olvidaron los proyectos de reactivación económica de corto plazo. No se buscaron inversiones, no se desarrolló infraestructura, prácticamente se sigue en una parálisis económica histórica”, enunció.
“Lo que más agudiza esta caída es que el clima de incertidumbre nacional. La economía está sufriendo una desaceleración y ante esto el sur-sureste, por ser una región débil, se ve más afectada”, agregó.
Acosta Cázares señaló que otro factor que se debe destacar es que desde la llegada de la nueva administración federal, el sur-sureste tuvo una dinámica diferente para desarrollar obras públicas.
“Hay casos en donde el gobierno federal le dio de manera directa los recursos a los ciudadanos para desarrollar caminos y esto provocó que las empresas privadas no pudieran participar en la construcción de obra pública. Aquí esto se debe revisar porque no se generó empleo y tampoco se está garantizando que la obra se haga. Esta industria se vio doblemente afectada”, añadió.