El sector edificación tiene un gran poder: impacta al 100% de la población. En este sector creamos vivienda, espacios comerciales, lugares de entretenimiento, solo por mencionar algunos. Es en estos espacios, donde los seres humanos pasamos más del 90% de nuestro tiempo. Sin duda, esto conlleva una gran responsabilidad, por lo que todos los que participamos en este sector, tenemos la gran responsabilidad de crear proyectos que generen salud y promuevan el bienestar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), define ‘salud’ como el estado de bienestar, físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de enfermedad. Los edificios donde vivimos, trabajamos, aprendemos y nos relajamos, impactan profundamente nuestra salud, nuestro bienestar y nuestra productividad. Es nuestro deber hacer lo necesario para impactar positivamente la calidad de vida de los futuros usuarios, tomándolo en cuenta, desde el diseño, la construcción y en la operación de los edificios que nosotros creamos y operamos.
Con base a estudios del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el estado de salud de una persona está determinado principalmente por el ambiente físico y social donde se encuentra. El siguiente factor de impacto, es el estilo de vida y los hábitos de salud.
Finalmente, otros factores que tienen un menor impacto son la atención médica, y la genética. Por dar un ejemplo, un diseño de oficina orientado a la salud y bienestar, tiene el potencial de impactar positivamente el ambiente físico y social de los usuarios, y su operación a través de programas de salud y bienestar, tiene el potencial de impactar positivamente los comportamientos de salud.
Los recientes acontecimientos globales están generado una conciencia colectiva en torno a la salud. Cada vez más, el cliente va a requerir que su inversión respalde aspectos determinantes de su salud, como:
-La calidad del aire y del agua dentro del espacio construido;
-Su confort térmico, acústico y lumínico;
-La selección de los materiales y acabados que pueden impactar a la salud;
-El diseño de espacios y programas de operación que promueven el ejercicio, la salud mental y la nutrición;
-El desarrollo de comunidad promovido por el proyecto, el cual influye en aspectos emocionales y sociales.
Después de 6 años de trabajo de un grupo de científicos de la edificación y especialistas médicos, en el 2014 se lanzó la primera herramienta de certificación para medir la salud y bienestar de edificios. Este sistema conocido como WELL Building StandardTM, fue desarrollado por el International WELL Building Institute (IWBI) y actualmente es evaluado por el Green Business Certification Inc. (GBCI), el mismo instituto que certifica proyectos con otros sistemas como LEED, SITES, TRUE Zero Waste, Parksmart, etc.
WELL es la herramienta líder global para avanzar la salud y el bienestar en los edificios y en las comunidades. WELL establece un procedimiento de verificación durante la operación para documentar, en tiempo real, la salud y bienestar que se le otorga a los usuarios de los espacios certificados, y cubre las siguientes categorías durante el diseño, construcción y operación:
Cada categoría cuenta con precondiciones y optimizaciones a evaluar, y en cada una de éstas, se identifican los sistemas del cuerpo humano que pueden ser. Ya que, aunque no sea algo que escuchamos a diario, la manera cómo diseñamos, construimos y operamos nuestros edificios, afecta positiva o negativamente a nuestros sistemas Cardiovascular, Digestivo, Endócrino, Inmune, Tegumentario (piel), Muscular, Nervioso, Reproductivo, Respiratorio, Esquelético e Urinario.
Invertir en la salud y bienestar es extremadamente rentable. Ocho estudios diferentes de organizaciones como el Harvard Business Review, World Economic Forum y el American Journal of Health Promotion, demostraron que el retorno de inversión de los programas de salud y bienestar varía entre ¡144% y 3,000%!
Vamos a profundizar en estos números. En proyectos de oficinas, el Word Green Building Council (WGBC) estima que en oficinas el 90% de los gastos de las empresas suelen ser destinados a salarios y beneficios, 9% a renta u operaciones y solo el 1% a energía.
Si nos enfocáramos en generar ahorros en ese 90% de los gastos, de acuerdo con el Centro Healthways para la Investigación de Salud, incrementar tan solo un 10% la salud de los empleados, provocaría un 5% de incremento en el desempeño, 24% menos de absentismo presencial (cuando las personas están ahí, pero no están siendo efectivas), disminución en un 60% de costos de salud, 20% menos admisiones a hospitales, 5% menos faltas no planeadas, y la lista continúa; los ahorros son reales y los beneficios para todos, gigantes.
Sin duda, hay una gran oportunidad para incrementar la productividad de los empleados, producir mayor satisfacción, felicidad y compromiso con las empresas, aporta a retener talento ‘top’ y, para desarrolladores e inversionistas, incrementar sus retornos de inversión y posicionarse como líderes de la industria.
Hoy que todos estamos leyendo más acerca de salud y bienestar, los invito a aprender más acerca de cómo podemos impactar positivamente la salud y bienestar de nuestras familias, nuestros empleados y nuestros clientes.