En 1977, un artículo escrito por Carter B. Horsley para The New York Times proclamaba el -auge de los glamorosos ladrillos de vidrio-. Considerados alguna vez como un material -de segunda categoría-, los ladrillos de vidrio comenzaban a ganar aceptación entre los arquitectos en proyectos residenciales y de restaurantes, debido a esa translucidez que entrega a su vez privacidad, interés visual y sentido del orden. Después de un uso breve pero generalizado, en la actualidad muchos asocian el material con estilos arquitectónicos anticuados de los 80; estética que pocos parecen interesados en revivir. Sin embargo, algunos arquitectos contemporáneos han comenzado a utilizar este material de formas innovadoras y claramente modernas, ya sea para crear baños elegantes y minimalistas, bares y restaurantes industriales, ventanas residenciales vintage o incluso fachadas urbanas experimentales. Como dijo Horsley, parece que los glamorosos ladrillos de vidrio están en auge, nuevamente.
¿Qué es un ladrillo de vidrio?
El ladrillo de vidrio, también llamando bloque de vidrio, es un elemento arquitectónico de vidrio que admite el paso de la luz mientras mantiene la privacidad visual debido a sus propiedades translúcidas. La patente original para el ladrillo de vidrio, presentada en 1907, lo describe como el resultado de un proceso de fusión de dos secciones de vidrio en un solo bloque con un interior hueco. Esta combinación única facilita la translucidez del material y, por lo tanto, sus propiedades de luz y privacidad, así como sus cualidades aislantes, la amortiguación del sonido, el aislamiento energético y su resistencia al fuego. Estos bloques pueden ser de una gran variedad de tamaños, pero generalmente tienen un grosor de entre 5 y 8 centímetros. Durante el proceso de fabricación, los bloques pueden ser modificados de varias maneras, generando distintos efectos estéticos o niveles de transparencia, variando la textura o el color de los bloques, creando diferentes formas (como hexágonos), e incluso curvando los bloques para moldear un diseño predeterminado. De manera similar, es posible agregar esmaltes o inserciones a cada bloque, y se pueden imprimir patrones en el espacio interior o en la superficie exterior mientras se enfría.
Por lo general, un muro o ventana de ladrillos de vidrio se compone de una suma de bloques idénticos. Se ensamblan con relativa facilidad y se pueden fijar con diferentes métodos, siendo el mortero a base de cemento Portland, con varillas de acero de refuerzo, el más utilizado. En Europa, los ladrillos de vidrio se fabrican según la norma europea EN1052-2, mientras que la norma internacional es ISO TC 160 / SG1. Estas normas clasifican los ladrillos de vidrio en tres categorías según la calidad de su fabricación.
La Historia del ladrillo de vidrio
La historia del ladrillo de vidrio es compleja, y el material presenta variaciones mucho antes de su patentado en 1907. Durante siglos, los barcos utilizaron -prismas- para entregar luz solar natural debajo de sus cubiertas. Estas consistían en prismas de vidrio dispuestas en la cubierta, refractando y dispersando la luz natural en el espacio inferior sin debilitar los tablones, y solucionando los problemas que ocasionaban las velas y las lámparas de queroseno, que constituían un gran peligro de incendio para los barcos de madera.
Siguiendo este precedente, desde principios hasta mediados del siglo XIX, algunas ciudades comenzaron a incorporar prismas de acera en sus pavimentos, permitiendo que la luz solar ingrese a los espacios subterráneos abovedados. La Estación Penn original, ahora mayormente demolida, utilizaba prismas –llamadas vault lights en los Estados Unidos– en el piso de su explanada central, dejando que la luz de su techo de acero y cristal alcanzará las vías de trenes inferiores.
Finalmente, a fines del siglo XIX, Gustave Falconnier patentó el primer bloque de vidrio hueco, denominado Falconnier Hollow Glass Bricks. A diferencia del ladrillo de vidrio moderno, que se fabrica combinando dos piezas de vidrio, los ladrillos Falconnier eran huecos solo donde se soplaba el vidrio, lo que lo hacía menos resistente y duradero. Estos ladrillos se utilizaron principalmente para la construcción de invernaderos y como material de relleno para edificios.
Estos tres precedentes fueron fundamentales para la creación del bloque de vidrio moderno, a principios del siglo XX. Derivado de su efecto translúcido, la función de iluminación de los prismas de cubierta y acera, y las primeras aplicaciones arquitectónicas de los ladrillos Falconnier, el ladrillo de vidrio no fue de ninguna manera una invención aislada, sino que es la sumatoria de una serie de innovaciones preexistentes.
A medida que el bloque de vidrio iba siendo perfeccionado, a inicios del siglo XX algunos arquitectos pioneros comenzaron a utilizar cada vez más este nuevo material. El pabellón de cristal de Bruno Taut, para la exposición Werkbund de 1914, presumía sus paredes de ladrillo de vidrio. Lo mismo hizo la famosa Maison de Verre, diseñada en 1928 por los arquitectos Pierre Chareau y Bernard Bijvoet. Más tarde, construido para la Exposición Chicago Century of Progress de 1933, el edificio de bloques de vidrio Owens-Illinois incluyó una torre de bloques de vidrio de colores de 15 metros de altura. En ese momento, los bloques de vidrio simbolizaban para muchos una especie de visión utópica para el futuro arquitectónico. Si bien esta novedad pudo haberse desvanecido casi un siglo después, las propiedades de los ladrillos de vidrio siguen siendo igual de útiles hoy en día.
Beneficios del ladrillo de vidrio
Hoy en día, los arquitectos continúan utilizando ladrillos de vidrio por una gran cantidad de razones; una de ellas es, por supuesto, su valor estético. Con su aspecto único y su capacidad de difundir la luz, las paredes y ventanas de bloques de vidrio no solo son declaraciones estéticas en sí mismas, sino que también pueden mejorar la iluminación y la calidad ambiental de todo un espacio. Debido a estas ventajas, los ladrillos de vidrio también pueden utilizarse en una amplia gama de programas, desde casas residenciales hasta estructuras comerciales. Un ejemplo sorprendente de un edificio comercial que utiliza ladrillos de vidrio es la fachada de Shanghai Ports 1961 de UUfie, entregando un toque audaz y contemporáneo a una tienda que es literalmente resplandeciente. Del mismo modo, mientras la estación Penn original se encuentra en ruinas, la estación Wilhelm-leuschner-Platz de Max Dudler, construida en 2012, incluye paredes y techos de ladrillo de vidrio que llevan luz natural a un vestíbulo subterráneo. De forma más modesta, la Casa en Barcelona de Ferrolan LAB incluye grandes ventanas de ladrillo de vidrio, iluminando el interior y formando una fachada residencial poco convencional.