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Buena parte de la arquitectura modernista —hoy el buen gusto hegemónico: espacios sobrios, líneas y formas simples, funcionalidad— se debe al impacto de otra enfermedad en el imaginario global: “La tuberculosis ayudó a hacer moderna la arquitectura moderna”, dijo Beatriz Colomina, de la Universidad de Princeton, autora de X-Ray Arquitecture, a The New Yorker.

Al temor a las habitaciones oscuras y los rincones polvorientos donde acechan las bacterias —siguió Kyle Chayca, autor del texto— debemos las construcciones elevadas de Le Corbusier, que quiso separar el hogar de la tierra húmeda y contaminante; la construcción cúbica de la Villa Müller en Praga, de Adolf Loos, que incluyó un espacio separado para cuarentenas, y la austeridad industrial de las paredes blancas vacías, los pisos desnudos, como superficies que exhiben una pulcritud de hospital, de Marcel Breuer.

¿Qué arquitectura creará el COVID-19? “En los meses recientes nos hemos encontrado en una nueva encrucijada de enfermedad y arquitectura, en la que otra vez el temor a la contaminación controla en qué clases de espacios queremos estar”, escribió Chayka.

Ya las personas que pueden trabajar desde sus casas descubrieron que el bonito loft moderno no sirve cuando cada habitante tiene una cita del empleo en Zoom al mismo tiempo; que las paredes delgadas ofrecen una intimidad indeseada con los vecinos a los que ahora se conoce hasta en sus preferencias culinarias, porque también están en sus casas 24/7; que un cuarto luminoso para vivir no es lo suficientemente luminoso para estar todo el día frente a la computadora. Los que siguen yendo a sus oficinas aprendieron que la planta abierta es un festival de superficies compartidas para el coronavirus y que la tradicional no respeta la distancia social, al mismo tiempo que vieron desaparecer escritorios y surgir separadores de acrílico.

“A diferencia del vacío prístino y ventilado del modernismo, el espacio que se necesita para la cuarentena es ante todo defensivo, con líneas demarcadas en cinta y paredes de plexiglás que segmentan el mundo exterior en zonas seguras gracias a la distancia social”, describió el autor. “Y en la casa podríamos descubrirnos anhelando algunas paredes y rincones oscuros más”.

Del mismo modo que la tuberculosis dio forma al modernismo, también el COVID-19 y la experiencia global de quedarse en casa y mantener la distancia social influirán —lo están haciendo ya— en la arquitectura. “Durante la cuarentena nos pidieron que nos quedásemos dentro de nuestras pequeñas celdas”, dijo Colomina. “El enemigo está en la calle, en los espacios públicos, en el transporte colectivo. Se presume que las casas son el espacio seguro”. Pero allí, en el plano de la TB, no está cómoda la generación del SARS-CoV-2.

El espacio doméstico

“La cuarentena hace que todos los trabajadores no esenciales conozcan más íntimamente los confines de sus hogares. Sabemos todo sobre ellos, especialmente sus defectos: la falta de luz natural en una habitación, el suelo que se ensucia en otra, la necesidad de un baño extra. El espacio es todo lo que tenemos para pensar”, planteó The New Yorker.

Florian Idenburg y Jing Liu, una pareja de arquitectos a cargo del estudio so-il, de Nueva York, ha descubierto cosas similares sobre su apartamento. “Por suerte, nuestras dos hijas tienen sus propias habitaciones con puertas gruesas”, dijo Idenburg. Algo por cierto útil cuando las niñas tienen al mismo tiempo el video-chat de la escuela. “Las divisiones acústicas se volvieron más importantes a medida que la familia empezó a estar apiñada todo el día”, agregó.

“El loft, la tipología de la ciudad de Nueva York, parece no ser lo más romántico en este momento. Todo el mundo está atendiendo una llamada de Zoom”, ironizó. Y la falta de privacidad se amplifica cuando los bares, los cafés y los parques no pueden ofrecer una salida.

Aunque no cree que se trate de un evento “fin del mundo”, Idenburg estimó que “de manera inconsciente, la gente realmente va a tomar en cuenta esto al evaluar sus hogares en el futuro”. Cuando una persona mira un espacio nuevo donde podría vivir, difícilmente deje de preguntarse cómo sería estar atrapado allí durante semanas o meses.

“Durante la cuarentena, so-il ha diseñado un proyecto residencial en Brooklyn, de treinta unidades en un edificio de doce pisos”, contó el artículo. “Actualizaron los esquemas de los apartamentos para reflejar la ansiedad de la pandemia: la cocina, el comedor y la sala se pueden separar en lugar de fluir juntos; los dormitorios van separados, para una mejor amortiguación acústica cuando son espacios de trabajo, e incluyen más metros cuadrados para los escritorios; y los arquitectos aspiran a un 30% de espacio exterior”, como por ejemplo un balcón o un patio.

El mundo del trabajo

El COVID-19 exige “un diseño de profilaxis”, calificó Chayka y puso como ejemplo las marcas hechas con cinta adhesiva de color en el piso para medir los dos metros que requiere la distancia social. “La cinta es uno de los grandes materiales de la arquitectura”, se rió Idenburg. A medida que algunos comercios reabrieron, recurrieron a ingeniosas soluciones ad hoc: un restaurante de Ámsterdam instaló pequeños invernaderos como comedores privados; un café alemán dio a sus clientes un sombrero con cilindros de gomaespuma para flotar en las piscinas (conocidos como churros de natación) de manera tal que al rozarse supieran que debían regresar a una distancia prudente; los casinos en Las Vegas instalaron paneles de acrílicos en las mesas de juego.

“Si queremos cambiar los hábitos de estar cerca de las personas, necesitamos tener guías muy claras”, dijo a The New Yorker Jeroen Lokerse, encargado de la filial holandesa de la firma internacional Cushman & Wakefield. “La visualización es algo clave para asegurarnos de que la gente se sienta segura”. Luego de una cita con funcionarios de economía de Holanda, se trasladó hacia sus oficinas vacías y comenzó a pensar cómo debía transformarlas para que se adaptaran a lo que las autoridades habían llamado “la sociedad de 1,5 metros”.

“El resultado fue ‘la oficina de 1,80 metros’”, contó la revista. Con alfombrado oscuro demarcó círculos de esa medida alrededor de cada escritorio de la planta abierta. Se agregaron sillas fuera de los círculos “para facilitar la conversación entre los colegas”. Se redujo la cantidad de sillas en las salas de reunión y se las espació; en los espacios cerrados se estableció una circulación en el sentido de las agujas del reloj para que los empleados no se choquen entre sí.

De los 275 empleados que poblaban las oficinas de Cushman & Wakefield en Ámsterdam, sólo va al lugar una parte, en grupos de hasta 75 personas. A medida que las restricciones se levanten, se preveen horarios de trabajo escalonados para evitar el hacinamiento de los empleados en el transporte público. Pero el lugar, que ya antes de la pandemia se sentía un poco superpoblado, tendrá un 30% menos de escritorios de manera definitiva.

Lokerse también considera la creación de “paredes virtuales”: una serie de señales que indiquen en tiempo real el movimiento de los teléfonos de los trabajadores, para evitar aglomeraciones o cruces. “La compañía probó, pero decidió no usar, una aplicación que mostraba si un empleado se movía a menos de 1,80 metros de otra persona”, siguió Chayka. “Lokerse dijo que, si la compañía cambia de opinión sobre la aplicación, se pedirá a los trabajadores que se adopten estas medidas de seguimiento ‘de manera voluntaria y anónima'”.

El espacio urbano

El arquitecto Ilias Papageorgiou dejó Nueva York para crear su propio estudio en su lugar natal, Atenas, Grecia, pocos meses antes de que comenzara la pandemia. Como el diseño de la ciudad privilegia la circulación en automóviles y buses, al cesar el desplazamiento de los trabajadores empezó a desempeñar un papel diferente para los vecinos. “Ahora se ve a la gente caminando en la calle, en áreas residenciales al azar, por las que nunca caminarían, porque ahí no hay nada”, dijo a The New Yorker. “Hay una ocupación del espacio público sin relación alguna con la actividad comercial. Es simplemente estar afuera, en la ciudad”.

En general, la rutina de la vida social se desarrollaba en espacios mitad públicos y mitad privados, la clase de comercios que debió cerrar por el COVID-19: restaurantes, cafés, bares. Desde entonces las personas quedaron relegadas al espacio privado o al público, sin grises. Y del mismo modo que los apartamentos y las casas sufren un escrutinio intenso, el espacio público comenzó a ser analizado en detalle.

“Las calles están vacías, pero las aceras pueden estar llenas de gente y hay que avanzar a la defensiva. Las infraestructuras como los parques, las piscinas, las playas y la recreación infantil, que hacen más soportable la densidad de la vida urbana, están cerradas o provocan paranoia”, escribió Chayka. “La tentación de visitarlas compite con la amenaza de la exposición al virus”.

Papageorgiou contó que durante la marcha del Día del Trabajador en Atenas, los manifestantes se mantuvieron a dos metros de distancia. “Lucía un poco militar —dijo— una cuadrícula de personas dispersas en el espacio público”. Días antes, el 19 de abril, también en Tel Aviv hubo una reunión similar: más de 2.000 manifestantes en Tel Aviv protestaron contra el gobierno ubicados, en la Plaza Rabin, a dos metros de distancia entre cada uno.

El artículo resumió los cambios visibles en varias ciudades del mundo. En Vilna, la capital de Lituania, las calles sin tránsito se abrieron para que los restaurantes y los cafés puedan ubicar sus mesas a la distancia necesaria para limitar la transmisión del SARS-CoV-2. En Nueva York, unos 65 kilómetros de calles se convirtieron en peatonales para ampliar el acceso a la circulación de las personas más allá de los parques. En Londres se está diseñando una gran red de carriles para bicicletas.

“Urbanismo táctico”, lo llamó Tobias Armborst, de la firma de arquitectura y planeamiento urbano Interboro, de Estados Unidos. Sería “un urbanismo que no surge de un plan maestro sino que llega desde abajo hacia arriba”. En todo caso, observó, ya era hora de agregar calles peatonales en las ciudades atestadas de automóviles.

“La arquitectura post-pandémica requerirá un mayor cambio de actitud e ideología, dijo el arquitecto Steven Holl: ‘No lo veo como algo que se pueda arreglar si cambiamos determinado aspecto de un solo espacio en alguna ciudad'”, citó Chayka como conclusión. “En un breve manifiesto sobre la época de la pandemia, que circuló entre sus colegas y sus amigos, Holl escribió que la arquitectura ‘debería asumir nuestra co-dependencia'. Los edificios pueden darnos más consciencia de las maneras en que estamos conectados a nivel global, y los caminos de propagación del coronavirus también nos pueden ayudar a combatirlo colectivamente”.

La Alianza Centro Bajío Occidente contempla la construcción de carreteras y trenes interregionales para incentivar la reactivación económica.

Los gobernadores de la Alianza Centro Bajío Occidente, Francisco Domínguez Servién, de Querétaro; Enrique Alfaro Ramírez, de Jalisco; Martín Orozco Sandoval, de Aguascalientes; y Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, de Guanajuato sostuvieron un encuentro con el fin de dimensionar las próximas acciones en sus estados ante la crisis económica que dejo la coyuntura sanitaria.

En este tenor, dieron a conocer que han dado comienzo las mesas de trabajo en las que se busca consolidar 15 puntos que den base a la reconstrucción económica “sólida, transparente e integral” entre los estados miembros de la alianza.

Estos son algunos de los puntos:

  • Frenar la caída del empleo mediante el apoyo constante de créditos y financiamientos a las micro, pequeñas y medianas empresas;
  • Trabajar en la atracción de inversión extranjera, al promover la confianza y dar certeza jurídica al resto de los países;
  • Apostar por la inversión privada,
  • Concretar los proyectos de infraestructura vial con un alcance interestatal.

En esa línea, algunos de los proyectos de infraestructura que se contemplan son la construcción de un Tren de Guadalajara a Aguascalientes en el que buscan ya el contacto con la SCT para definir mecanismos y temas de concesión, afirmó Alfaro Ramírez en conferencia.

Además, en materia de desarrollo inmobiliario industrial, el T-MEC sea un factor relevante por considerar en la reactivación económica de la zona.

Diego Sinhue confió en que esta región se verá beneficiada con la puesta en marcha del acuerdo comercial al tiempo que el conflicto China-EEUU se mantiene y acrecenta la atracción de empresas manufactureras en la zona del Bajío.

En materia de infraestructura carretera, los gobernadores confirmaron que se contemplan 3,000 millones de pesos para la construcción de autopistas interregionales como la de Silao a una región de San Luis Potosí y otra de Querétaro a Celaya, esta última, relevante por la conexión con los centros industriales automotrices.

Organismos internacionales acompañaran los proyectos del Bajío
De igual manera, el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue, destacó de esta alianza el sustento técnico y económico que se le buscará a los proyectos a través de la asesoría con organismos internacionales como la CAF, Banco de Desarrollo de América Latina y la Oficina de las Naciones Unidas de Servicio para Proyectos (UNOPS).

De igual manera, es prioridad para la Alianza y la conformación de la estrategia de reactivación económica, trabajar con la Alianza Federalista del Noreste-Pacífico.

Cabe mencionar que la lista mostrada tiene el estatus de inicial y se irá enriqueciendo en los siguientes días, así lo anunció Orozco Sandoval, gobernador de Aguascalientes.

“Tendremos estos puntos y otros más hasta llegar a 15; están planteados para una reconstrucción de la economía en la región y son también reglas que debe seguir el resto del país”.

Bajío, la región con más apoyos a las Pymes
Cabe recordar que, según datos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), la región con más apoyos a Pymes, a través de instrumentos fiscales y administrativos:

  • Bajío-Occidente: 34
  • Frontera Norte: 25
  • Sur-Sureste: 20
  • Centro: 17

En los últimos años, el mercado inmobiliario y la industria de la construcción han experimentado diversos cambios comerciales y tendencias arquitectónicas. En este sentido, hemos podido observar el gran auge y crecimiento de las casas prefabricadas.

Actualmente, las viviendas prefabricadas son una de las mejores y más populares opciones que se pueden encontrar en el mercado. Las características propias de este tipo de construcción ofrecen una gran cantidad de ventajas. Entre los principales aspectos que caracterizan a las casas prefabricadas son la rapidez en la ejecución de las obras, su gran versatilidad para llevar a cabo diversos diseños y los más asequibles presupuestos para todo tipo de personas.

Han sido éstos algunos de los más importantes aspectos que han determinado el éxito comercial y arquitectónico de este tipo de viviendas. Una alternativa que ha venido a fortalecer nuevamente el mercado inmobiliario y el crecimiento económico del sector de la construcción. Así mismo, es una nueva oportunidad para que quienes quieran construir la casa de sus sueños, puedan hacerlo a través de un excelente equipo de profesionales de la arquitectura moderna.

A continuación, hemos realizado un pequeño trabajo de investigación con el objetivo de conocer y detallar los principales beneficios de las casas prefabricadas.

Ventajas más importantes de las casas prefabricadas

Construcción en tiempo récord

Gracias a las casas prefabricadas, aquellos días en los que había que esperar una gran cantidad de tiempo para la finalización de las obras, se acabaron.

Las mejores casas modulares pueden estar listas en menos de 6 meses, un tiempo considerablemente corto en relación a todo el proceso de construcción de una casa convencional.

Esto se debe a que una gran cantidad de espacios y módulos de la casa, se encuentran previamente construidos. Por ello, la labor de ensamblaje hace mucho más rápido el proceso de construcción.

Construcciones que favorecen la sostenibilidad

Diversos estudios y expertos han determinado que el proceso de construcción de una casa prefabricada es mucho menos contaminante y más sostenible.

La razón es que las piezas prefabricadas se llevan a cabo bajo procedimientos industriales donde los recursos (agua, energía eléctrica, materiales) son mucho más eficiente y se aprovechan al máximo desde los talleres de fabricación.

Obras hechas a medida

Los clientes que solicitan la construcción de una casa prefabricada tienen la oportunidad de disfrutar de un proyecto hecho totalmente a medida. Y es que las compañías de construcción ofrecen dos tipos de servicios para las casas modulares: los diseños estándar y los personalizados.

La segunda opción puede ser un poco más costosa. Sin embargo, mantienen un precio menor en comparación con los presupuestos que suponen las obras de casas tradicionales.

Poseen menos trámites

La legislación y los ayuntamientos no cuentan con normativas desarrolladas y regulaciones con respecto a las casas prefabricadas. Por ello, una de las características y ventajas más destacadas de este modelo de construcción de viviendas, es que pueden ser construidas en cualquier lugar.

Según han declarado expertos en el sector de la construcción, las casas modulares prefabricadas son reconocidas por la ley como mobile home, una definición que las convierte en obras mucho más versátiles en torno a los trámites y papeleos para la ejecución del proyecto.

Presupuestos asequibles

Por último, el aspecto de mayor relevancia es que las viviendas modulares poseen un precio en el mercado destacadamente más asequible, en relación a las viviendas convencionales.

Es una de las razones que ha motivado el creciente auge para este tipo de obras dentro del sector de la construcción.

Al tratarse de un modelo de fabricación industrializado, es mucho más sencillo mantener el estricto control del presupuesto de la obra, evitando así gastar una gran cantidad de dinero en imprevistos o situaciones inesperadas en el proceso de ejecución de las obras.

Sin duda, las casas modulares prefabricadas representan una verdadera alternativa en el mercado inmobiliario en España y el resto de Europa.

La pandemia de COVID-19 que afectó a todo el mundo, transformó con su llegada a casi todos los sectores no sólo de manera temporal, sino como una nueva forma de vivir. La arquitectura, urbanismo y diseño de interiores no son la excepción.

Factores como la distancia social necesaria para evitar contagios, y la limpieza de los lugares ha hecho que los especialistas en el sector volteen a ver cómo están diseñados los espacios en la actualidad y qué se puede hacer para que en el futuro estos no se queden sin utilidad y, por el contrario, contribuyan a mantener la salud incluso en los entornos más complicados.

En primer lugar, uno de los sitios que se deberá modificar serán los referentes a la medicina.

“Durante las últimas décadas, quienes observaron las intersecciones de la planificación, el diseño y la salud pública se han centrado menos en las enfermedades infecciosas (como el coronavirus) y más en las enfermedades crónicas, los peligros, desastres y los vulnerables”, dijo Ann Forsyth, profesora de Planeación Urbana en la Harvard Graduate School of Design en un análisis hecho por la institución.

Y agregó: “La pandemia actual trae la cuestión del diseño para padecimientos infecciosos a la vanguardia y plantea preguntas importantes para futuras investigaciones y prácticas”. Pero este enfoque no sólo se ha dado en los hospitales, sino tambiçen en el resto de las ciudades.

Para las enfermedades crónicas se han entablado sistemas de prevención como lugares para realizar física o restauración mental, para los riesgos como el cambio climático los urbanistas deben abordar la migración climática y el daño al medioambiente, y en cuanto a las poblaciones vulnerables, deben centrarse en niños o personas mayores.

Después de la llegada de coronavirus algunos se han cuestionado los diseños enfocados sólo en estas necesidades y se han enfocado en las surgidas en la actualidad, principalmente en las zonas marginadas. Una de ellas es la conectividad entre las comunidades con los sistemas de emergencia y sanitarios.

“Hay hogares en aldeas no reconocidas que viven fuera de la red sin acceso al agua, y sin embargo, la primera herramienta que necesitamos para protegernos en este caso es agua limpia para lavarnos las manos. No hay electricidad. Es difícil llegar a hospitales o clínicas. Y el sistema inmunitario responde a esta calidad de infraestructura”, menciona Malkit Shoshan, jefe de área del programa de Arte, Diseño y Dominio Público en la Escuela de Graduados de Diseño de Harvard.

Él ejemplifica con el caso de Israel, en donde para que las zonas aisladas en las que se registran brotes no empeoren ni contagien a colonias aledañas, ha optado por cerrarlas, en lugar de introducir tecnología de la información o mejor saneamiento. En este tipo de localidades tampoco hay servicios básicos como agua potable o espacio para hacer aislamiento social, lo que también dificulta los cuidados durante las pandemias.

Pero este problema no exclusivo de tercer mundo; “En Boston, la mayoría de los hogares de muy bajos ingresos son jefas de hogar de mujeres solteras, una madre soltera con uno o dos hijos-, describe. -Las necesidades de espacio y servicios para ese tipo de hogar son muy diferentes a las de los apartamentos de dos habitaciones que construirá el mercado, que es más de lo que pueden pagar y no está bien conectado con los servicios que necesitan, como el cuidado de niños”, describe el profesor asistente de Diseño Urbano, Stephen Gray.

La solución existen propuestas de microunidades que mantienen un equilibrio en los espacios públicos y privados ya que incluyen salas de estar, cocinas comunitarias y dormitorios con baños y cerraduras. Esto reduciría el costo por pie cuadrado.

También, los desarrolladores deben considerar el cambio en la modalidad de trabajo, para no sólo considerar espacios en los hogares que puedan ser multifuncionales y servir para realizar home office, sino llevar tecnologías de la información incluso a las personas más pobres “podría haber un hogar de ocho personas en el que cuatro trabajan desde casa”, agrega Gray.

En cuanto al diseño de las ciudades, la pandemia ha logrado que se ponga cada vez más atención en la importancia de crear rutas peatonales y ciclistas, así como espacios verdes y amplios que permitan a las personas hacer actividades como pasear, sin dejar de lado la distancia social.