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Una gran oportunidad global para la construcción

A nivel global, las perspectivas a largo plazo del sector de la construcción son muy positivas. La inversión en infraestructuras es de importancia crucial, tanto para mantener la competitividad en las economías avanzadas como para impulsarla en las economías emergentes. En las economías avanzadas las infraestructuras son necesarias para afrontar la demanda creciente y la mejora de las mismas es crucial para sostener el desarrollo económico. En las economías emergentes, la inversión en carreteras, electricidad y agua tienen un claro impacto transformacional en las vidas de los ciudadanos y en el desarrollo de los negocios. Asimismo, algunas de las grandes macrotendencias de nuestra época van a implicar necesariamente un incremento de la inversión en carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, energía, redes de telecomunicaciones, abastecimiento y saneamiento de agua, sanidad e infraestructuras sociales.

Por estos motivos, en los próximos 15 años se esperan crecimientos en el sector de la construcción, que globalmente supone aproximadamente el 6% del PIB mundial, superiores a los de la economía en su conjunto. A más corto plazo, en los próximos 5 años se prevé que la economía mundial crezca a ritmos del 2,5%-3% anual, mientras que la construcción se estima que crecerá alrededor de un 3,6% anual, alcanzando los 15 billones de dólares para 2025. Casi el 70% de este crecimiento se localizará en ocho países: China, India, Indonesia, México, Nigeria, los Estados Unidos, Reino Unido y Canadá.

En 2018 las ventas de las 100 principales constructoras mundiales cotizadas crecieron un 10% y su rentabilidad experimentó una leve mejoría, si bien en muchas empresas siguió situándose en niveles bajos. La baja rentabilidad de muchas compañías constructoras globales es consecuencia de las dinámicas competitivas en las que la industria se encuentra inmersa, tanto en lo que se refiere a la construcción residencial –con márgenes muy bajos debido a las escasas barreras de entrada para la competencia local–, como en la obra civil y construcción industrial, donde el exceso de capacidad a nivel global está llevando a una situación de márgenes reducidos que se sitúan en muchos casos por debajo de la rentabilidad objetiva que debería obtenerse una vez ajustada por el riesgo inherente a la propia actividad.

En este contexto, si bien la industria de la construcción ha sido siempre considerada como una industria tradicional y ha sido el sector de la economía con menor productividad en los últimos 30 años, en los próximos años los principales retos del sector se centrarán en revertir esta situación y reconvertir la industria a través de las siguientes palancas:

•Innovación e industrialización: El tradicional enfoque descentralizado de gestión se verá afectado por la tendencia a la industrialización derivada de la aplicación de las nuevas tecnologías y materiales a los procesos constructivos. La estandarización, modularización y prefabricación de componentes, las nuevas tecnologías digitales, la robotización, los drones, wearables y la inteligencia artificial pueden suponer un cambio de paradigma en el sector.

Mejora de márgenes: Dada la situación competitiva indicada anteriormente y la cada vez mayor complejidad de los proyectos, es esencial ser proactivos en la gestión de los proyectos y lograr mejoras en la integración y gestión de la cadena de suministros y en la simplificación y digitalización de los procesos constructivos y de soporte, aspectos clave para mejorar los márgenes de las empresas del sector. Adicionalmente, es esencial controlar los riesgos en los procesos de licitación y asegurar que los proyectos tengan una adecuada rentabilidad y distribución de los riesgos entre cliente y constructor.

•Internacionalización: En los últimos años, ha habido una clara tendencia a la internacionalización de las grandes compañías constructoras. Este proceso ha estado liderado por las empresas europeas –las constructoras españolas han tenido un papel destacado– si bien en los últimos años las empresas chinas y coreanas están teniendo una presencia muy relevante en algunos mercados. Aunque los resultados del proceso de internacionalización han sido dispares y muchas empresas han encontrado dificultades para adaptar sus modelos de negocio a los mercados exteriores, dicho proceso previsiblemente continuará ante la estrechez de los mercados locales para el tamaño de muchas de las principales constructoras.

•Compliance, regulación y transparencia: Existe una clara necesidad de mejorar las prácticas de compliance, modificando las prácticas de contratación, la regulación de la industria y aumentando la transparencia a nivel global. En este sentido, es necesaria una reflexión sobre los actuales sistemas de contratación de obra pública en los principales países y sobre cómo pueden mejorarse los mismos, no sólo para lograr los mencionados objetivos de mejora, sino también para asegurar, por una parte, una rentabilidad adecuada a los riesgos y a la inversión a realizar por el contratista y por otra parte, para evitar retrasos, reclamaciones y la judicialización de muchos proyectos.

•Sostenibilidad: La sostenibilidad se está convirtiendo en un requisito indispensable en el sector de la construcción y las empresas deben ser capaces de gestionar de forma eficaz y eficiente los impactos medioambientales generados por su actividad

A modo de conclusión, se espera que en los próximos años el mercado global de la construcción crezca por encima del conjunto de la economía, dando la oportunidad a la industria de apostar por la innovación y la industrialización de los procesos productivos, lo cual, unido a la mejora en los procesos de contratación, la puesta en marcha de mejores prácticas de compliance y el incremento de la regulación y transparencia del mercado, debería permitir que las empresas del sector alcancen niveles de rentabilidad adecuados y sostenibles a largo plazo.

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