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Consejos para cuidar los pisos de cemento alisado

A diferencia de los pisos cerámicos, los pisos de microcemento o cemento alisado requieren de mayor precisión a la hora de colocarlos y de mayor cuidado posterior para evitar fisuras o grietas. Y si bien son dos revestimientos que se adaptan a cualquier estilo y su terminación visual es similar, sus componentes son distintos: el microcemento se aplica solo en interiores y sobre superficies ya existentes y tiene 3 mm de espesor; mientras que el cemento alisado se coloca sobre el hormigón fresco y es más resistente porque lleva una carga de 5 mm.

El problema más frecuente que presentan este tipo de superficies son las fisuras. Por eso, el arquitecto Gustavo Giorgio, de la firma Cemflex, recomienda “aplicar previamente un mordiente para asegurar la adherencia del revestimiento, una malla de fibra para otorgarle la flexibilidad que el cemento de por sí no tiene y varias capas de bases niveladoras para darle dureza. Después de estas instancias, el piso está listo para recibir el microcemento con su correspondiente tono, así como también su sellador y posterior laqueado”.

Para obtener buenos resultados, “el cemento alisado debe aplicarse en paños no mayores a 4 m2, con junta de dilatación, ya sea aluminio, bronce o junta abierta. El microcemento, en cambio, no se fisura si no supera los 3 mm de espesor”, explicó Stella Maris Colombo, técnica comercial de Molinos Tarquini.

Otro inconveniente que puede presentarse es la formación de pequeños orificios que con el tiempo se van cuarteando y agrandando; o desniveles entre paños o juntas de dilatación bien marcadas. El color también puede ser un dolor de cabeza, ya que si no se hace una buena integración entre los pigmentos en el hormigón forman manchas.

“En el proceso de aplicación se debe tener en cuenta el tipo de superficie a cubrir, su estado, antigüedad, composición, interior o exterior. En la actualidad existen microcementos denominados poliméricos flexibles que permiten prevenir las consecuencias generadas por los típicos movimientos de dilatación y contracción”, precisa Marcelo Pomernac, titular de FullCover.

Todos los revestimientos de este tipo llevan selladores e impermeabilizantes que son elegidos según el uso y los factores a los que estén más expuestos. En un baño, por ejemplo, deberán tener mayor resistencia a la humedad; y en una cocina, a la absorción de grasas y aceites. El impermeabilizante se coloca después del fragüe y no es recomendable transitar el piso hasta que el trabajo esté terminado. Después de curado, la terminación final tradicional se realiza con ceras líquidas o en pasta. Pero también podemos reemplazarlas por lacas cementicias que brindarán una mayor protección y mejor resistencia a las manchas. “Todos los sustratos cementicios son permeables, ante lo cual una vez finalizado el proceso de aplicación se debe sellar, hidrolaquear y encerar en forma obligatoria, salvo en aquellos casos de mesadas, duchas o exteriores en donde se requiere el mismo proceso pero en lugar de la cera se aplica una laca acrílica de base solvente”, explica Pomernac.

El microcemento se debe cuidar de forma muy similar a la de un suelo de madera natural. No se deben arrastrar objetos pesados, ni utilizar productos abrasivos, ni objetos punzantes. Para limpiarlo se utiliza trapo húmedo. Y si bien hay productos químicos especializados, hay que tener en cuenta que algunos limpiadores multiuso pueden degradar su color o mancharlos. “Recomiendo utilizar detergente, pan de jabón blanco o cera para pisos de microcemento, ya que genera una película que protege a los laqueados realzando también un poco el brillo”, dice Colombo.

También es necesario prestarle mucha atención a las machas de lavandina, cera de vela, café, vinagre o aceite ya que deben eliminarse enseguida. “Si bien la terminación se realiza con hidrolacas, recomiendo lacas al solvente o poliuretánicas en ambientes de mayor suciedad tales como cocinas, baños y pisos exteriores ya que estos tipos de lacas son más resistentes incluso al sol y la lluvia”, destaca Giorgio.

En los casos donde el mantenimiento ya no da resultado, es necesario recurrir a la reparación. “Se puede reparar en el caso de rayaduras superficiales, lijando y encerando nuevamente. Y cuando se produce una fisura por un movimiento particular de las paredes o suelos su reparación implica revestir todo el paño nuevamente”, explica Pomeranc.

 

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